Desventajas de tener convicciones
O sobre como ser, socialmente, un oso polar
Está pajita la foto del oso ¿no? Para ti, sí. Para el oso no.
Tener convicciones firmes es, socialmente, ser un oso polar. Eres lindo, la gente te quiere tomar fotos, cuentan historias sobre ti a sus amigos, PERO, nadie quiere estar cerca de ti realmente y te vas quedando de a poquitos sin piso.
Un oso polar vive cagándose de hambre, por una simple razón: cada vez tienen menos comida. Y no importa lo que Coca Cola nos haya dicho durante muuuchos comerciales, nadie quiere estar cerca de un carnivoro de casi tres metros y 600 kilos muerto de hambre pues.
Sumarle a esto que el oso polar es polar porque vive en el Polo (y no porque este forrado de polar) y que el polo está desapareciendo lo convierte en un animal digno de lamentos. Es decir, o le tienes pena o le tienes miedo, dependiendo de cuanta distancia guardes con respecto a él.
Eso es, en mayor o menor medida, tener convicciones... de cualquier tipo.
Pequeño ejemplo:
No me gusta bailar. No faltará el/la pobrediablo(a) que diga: "ayyy seguro que no sabes y por eso no te gusta y eres un frustrado y un resentido social etc. etc."
No tan falso realmente.
No se bailar tan bien pero igual es un requisito social asqueroso. A ver consigue una novia sin bailar. A ver queda bien con tu familia o la de tu esposa sin bailar. Imposible.
Hace poco fue el cumpleaños de mi hijo, de un niño de cinco años. ¿Qué quería hacer él? jugar ¿qué querían que haga? que baile. "Ay que aburrido, ay ¿por qué no bailas?" Para todo el mundo, no bailar es no divertirse, ser aburrido o aguafiestas. No hay chance a una convicción.
Pero lo peor viene después.
El mundo está hecho para los tibios: para los que escuchan radio y ven combate, para los que leen Coelho, para los que están orgullosos de Gianmarco y creen todo lo que dice El Comercio.
(Continuará)