#ElPerúQueQueremos

Forrest j. ackerman

Leer o no leer

¿esa es la cuestión?

Publicado: 2013-06-01

Dicen que aprendí a leer bastante rápido: para cuando me alcanzaron los cuatro años de vida en este mundo tan incierto ya leía de corrido para regocijo de los padres que siempre necesitan sentir que su hijo es un poco más especial de lo que en realidad es. Pero más allá de eso que no recuerdo bien, si atesoro un momento en mi memoria que me relaciona a la lectura. 

Recuerdo cuando tenía 7 años o algo así, y encontré en una de mis habituales incursiones a la biblioteca de mi tío un libro pequeño y regordete que había pasado por alto muchas otras veces, quien sabe porqué; sea como sea y por alguna razón que cambió mi vida para siempre lo saque de donde estaba, apretado entre otros libros (verdes y rojos, editorial Oveja Negra) y me llamo la atención la figura destacada en medio de la pálida caratula: Era una especie de pintura al óleo en un pequeño marco, en la cual se veía a una calavera encapuchada asomando la cabeza tras una pared.

El título decía: "Las mejores historias de Horror" y el autor/compilador era Forrest J. Ackerman.

Como si fuera una necesidad me senté en el frío mueble de cuero naranja y leí todo lo que pude hasta que dio la hora de irme. El ritual continuó día tras día hasta que mi tío cayo en cuenta y me preguntó qué leía, sólo para decirme que me lleve ese libro, que era mío por derecho de interés.

El prólogo del libro titulaba "Estimado lector, por favor no os muráis de miedo", una genuina invitación a la lectura. Decenas de cuentos cortos de los más diversos autores, algunos más conocidos que otros, se sucedían con el único tema común: Todos eran relatos que hablaban de el lado oscuro de la vida, o bien el que está entre las sombras de todos los días o aquel pequeño espacio que nos separa y nos une inexorablemente a la muerte y a lo desconocido, lo que nos sorprende, lo que no esperamos... lo que nos da miedo.

Han pasado muchos años y al librito se le deshizo la caratula, el empaste ya no aguanta más (olvide decir que para cuando yo llegué a sacarlo del anaquel ya tenía casi 30 años de existencia) pero le hice una nueva cubierta y lo atesoro como a pocas cosas, pues esa lectura sería determinante para definir algunos gustos que en términos de apreciación y sensibilidad artística se mantienen o se han cultivado sin pausa, en mi fuero interno (y externo). Sin mi tío, sin Kiss, sin Poe, sin ese libro, yo no sería yo (para bien o para mal).

Forrest J. Ackerman falleció en diciembre del 2008, a los 92 años y les juro que sentí como si se hubiera ido un pariente lejano... uno de esos miembros de la familia que te caen bien pero que casi nunca ves y casi nunca ves porque te da verguenza enfrentar el hecho de que a pesar de que te cae bien, nunca haces nada por verles. 

Durante los años posteriores a mi lectura de ese libro, busque que conseguir más de su obra, pero las limitaciones de un chibolo tercer mundista, creciendo sin internet, hicieron que sólo sepa de él mediante un reportaje de "Aunque Ud. no lo crea, de Ripley" en el que conversaban con el hombre con la mayor colección de items de Ciencia ficción y Terror en el mundo... él.

Me quedaría corto retratando su importancia como mecenas y promotor de estos géneros fantásticos en estas líneas, y al menos como muestra diré que el neologismo ya aceptado "Sci-Fi" es de su autoría. Pero como estos si son tiempos de internet, les insto a los interesados a que hagan uso de él, con una manito de mi parte: Link para que le hagas click cuando termines de leer esto que está tan interesantón

Y precisamente en esta dislocación de mi testimonio es que recae el quid del asunto: Son tiempos de internet, tiempos de información al alcance de un click o dos, tiempos violentos y violentados, tiempos en los que no hay tiempo y me pregunto si mi hijo eventualmente tendrá navegando frente a una pantalla la misma sensación de revelación y posterior placer que yo tuve al encontrar ese librito.

La pugilante balanza entre la lectura y los medios predigeridos parece inclinarse hacía la audiovisualidad o la convergencia mediática, y yo me pregunto: ¿y? ¿Vale escandalizarse? ¿es algo malo?

Mi voto es negativo. No está mal. Tal vez lo hago para limpiar mi conciencia al ser parte de la generación bisagra, ese grupo de gente que creció leyendo un libro con olor a moho y naftalina y termino escribiendo un blog y haciendo un link a wikipedia. Tal vez sólo se trata de asumir que lo importante sigue siendo al igual que antes, el contenido y lo individual. Que aquel librejo de Editorial Bruguera con la calavera en la portada pudo haber sido tomado primero por mi primo, que tal vez pudo haberse usado por alguien más en la casa para matar una mosca o quien sabe... es decir: el libro "siempre" estuvo ahí, el que cambió fui yo.

De la misma manera el internet está ahí, la televisión, los juegos de video, lo que sea. La forma varía. Pero quien escoge el contenido, quien se ve afectado por el mismo es el individuo y contra eso no hay mayor libertad, albedrío y aleatoriedad posible. Amén por eso.

Hora de mi Coca Cola. El tema tiene para rato y de ahí lo continúo... Creo que vale la pena.


P.D. Miren lo que me encontré:


NOTA: Esto lo publiqué hace tres años en un blog cuyo password perdí. 


Escrito por

Phosphorus

Limeño, comunicador social, músico, cinéfago y otras perlas.


Publicado en

Fósforo Matutino: Letras embadurnadas en bilis y realidad que nadie va a leer.

Odio a la gente y sobreanalizo todo. A nadie le gusta leer mucho así que esto no va a ser popular. Bien si les parece útil y si no me chup